1° MAYO

CONTRA EL FASCISMO Y EL IMPERIALISMO ITALIANO, POR UNA NUEVA RESISTENCIA, POR LA INDEPENDENCIA NACIONAL Y LA DEMOCRACIA POPULAR

 

El imperialismo italiano es marginal y semi-dependiente de los EE.UU. Al mismo tiempo sin embargo está caracterizado por una política expansionista y belicista. No solo está particularmente activo en las dinámicas de la actual guerra inter-imperialista, sino que opera también para obtener el pleno control de Albania y de otras regiones de los Balcanes, de algunas áreas del Medio Oriente y de una serie de pequeñas naciones del continente africano. En este marco trabaja también por una redefinición de los confines nacionales y una relativa expansión en los países limítrofes de la ex Yugoslavia. El imperialismo italiano, aún siendo un imperialismo débil, oprime por su cuenta otros pueblos y pequeñas naciones y, en este marco,coopera con las otras potencias imperialista y con el Estado de Israel en el genocidio en curso del pueblo palestino.

La situación de nuestro país está también caracterizada por el hecho de que, de frente a la actual crisis hegemónica del Estado, alimentada por la crisis general del imperialismo y por esa específica del capitalismo italiano, el bloque dominante de nuestro país no tiene ninguna otra vía de salida si no esa de tentar de afirmar y cristalizar un régimen fascista de tipo policíaco.

El régimen fascista en formación no puede sin embargo más que determinar un progresivo movimiento a izquierda de significativos sectores del proletariado y de las masas populares, que verán cada vez más en el mismo régimen un obstáculo a remover a todo costo y que, en presencia de un efectivo partido comunista, iniciarán a entrever, sobre la base de la propia experiencia directa, la necesidad de recorrer a formas de lucha revolucionarias.

Resulta entonces políticamente estratégicamente central poner en primer plano la cuestión de la lucha contra el fascismo. Es del todo errado identificar unívocamente el fascismo con una forma de régimen militar caracterizado por el terrorismo desplegado contra el proletariado y las masas populares y no como un largo proceso de pudrición reaccionario que tiene todo eso en todo caso eventualmente como resultado final o como momento de choque particularmente agudo. La ausente comprensión de este dato lleva a resultados políticamente desastrosos, ya que favorece la avanzada del fascismo y excluye la posibilidad de que el proletariado y las masas populares lleguen a comprender adecuadamente la actual situación.

Toda la historia de la lucha de clases y del desarrollo de la crisis general del imperialismo a partir de los primeros años Veinte del siglo pasado, testimonia que el fascismo procede, en el frente interno, combinando un cierto ejercicio de la hegemonía reaccionaria con la concentración de los poderes en el ejecutivo de gobierno, con la supresión sustancial de los derechos sindicales y políticos de las masas populares y con la sistemática y capilar represión policíaca de las manifestaciones y de las protestas de masa, de las huelgas y de la actividad política de las fuerzas antifascistas. Todo esto también en presencia de un formal sistema parlamentario multipartidista y en colusión con las otras fuerzas políticas liberales reaccionarias y socialfascistas como son por ejemplo en nuestro país el Movimiento a 5 Estrellas y el Partido Democrático.

Hoy en nuestro país las libertades democráticas y sindicales son cada vez más reducidas. Las leyes represivas que limitan y golpean el ejercicio de estas libertades y en general, las manifestaciones de la lucha de clases son cada vez más extendidas y las penas de cárcel cada vez más elevadas. Las varias formas institucionales que siguieron el el curso de décadas desmantelaron la forma del Estado burgués consagrada en palabra por la Carta Constitucional. La Italia del acelerado de Scelba, de Gladio, de las tentativas de golpe de Estado, de las decenas de masacres estatales, de las leyes especiales antiterrorismo, de las torturas y de los escuadrones de la muerte, no fue nunca, de hecho, una Italia realmente democrático-republicana.

El parlamentarismo hoy se transforma cada vez más en un régimen y en una forma de Estado centralizadora de tipo fascista. La ley en curso de aprobación sobre la Autonomía Diferenciada es el mejor testimonio del hecho de que subsiste alguna forma real de descentralización o de federalismo democrático. El dominio sobre el entero país del capital financiero del Norte se acentúa, volviendo áspera la Cuestión del Sur. Proceso que es lo exacto opuesto de alguna forma de descentralización, de autonomismo y de federalismo democrático, como al contrario está formalmente indicado por la misma Carta Constitucional.

En el marco de la crisis general del imperialismo se profundiza la crisis de la economía italiana y, en particular de esa del Sur y de las Islas. Creciente es el ataque a las condiciones de vida y de trabajo del proletariado y de las masas populares. Aumenta la explotación y se vuelven pesados los ritmos de trabajo. Miles de trabajadores mueren cada año por los infortunios y las enfermedades profesionales, la mayor parte de estas últimas no reconocidas. Proliferan los despidos y la precarización. Las condiciones de las mujeres de las masas populares son cada vez más difíciles a causa de la desocupación y de las discriminaciones. Los jóvenes de las masas populares se encuentran de frente a una escuela cada vez más reaccionaria, clasista y represiva, que inventó la alternancia escuela-trabajo como forma de continuación de la explotación salvaje de los estudiantes de origen proletario y como forma de inserción en las actividades empresariales y hegemónicas de esos caracterizados por un origen privilegiado. Las universidades italianas cesaron de tener un rol efectivamente formativo bajo el perfil humanístico y se muestran incapaces de desarrollar un rol de primer plano bajo aquel científico-matemático, tanto que cada vez más jóvenes de las mismas clases dominantes van a estudiar en las universidades extranjeras, incluídas las españolas. Las mujeres se encuentran de frente a una nueva ofensiva reaccionaria y machista, que las querría encadenar a una economía doméstica de matriz y origen patriarcal y que quisiera privarlas de los pocos derechos civiles (véase el ataque cada vez más pesado al derecho de aborto) de los cuales pueden disfrutar para mitigar la propia condición de opresión económica y social. Se reducen cada vez más los servicios sociales de público interés (sanidad, instrucción, transportes). Aumentan los precios de los alquileres y se expulsan los estratos populares de los centros urbanos. Vastos estratos de la pequeña burguesía son aplastados por la explotación del capital financiero y sufren el aumento de las tasas de interés sobre los débitos. La agricultura está cada vez más en crisis y centenares de miles de microempresas y de pequeñísimas empresas están en el borde del fracaso. Las amplias masas populares del Sur y de las Islas se encuentran en un estado de creciente opresión, marginación y empobrecimiento.

En Italia avanza la “corporativización” del Estado y de la sociedad. Instituciones, aparatos, fuerzas y asociaciones reaccionarias de variado tipo se intersecan entre ellas, fundiendo el plano económico con el ese ideológico-cultural, político y militar. Todo esto sobre y fuera de cualquier sistema formal de representación. Asistimos a la legitimación de la represión y a la propaganda de guerra, llevada adelante en primera persona por miembros de las fuerzas de policía, de la policía penitenciaria, de los carabineros, del ejército y de la OTAN. Esto ocurre cotidianamente en el mundo del espectáculo, en la escuela y en las universidades. Estamos en presencia de una gestión de las epidemias, de los aluviones y de los terremotos confiada a los militares y a los cuerpos paramilitares. Podemos constatar una gestión burocrática, clasista y militar de los servicios sanitarios, con la relativa constitución de los presidios de policía en los hospitales. La programación y ejecución de las grandes obras (TAV y similares, Puente sobre el Estrecho, etc.) se revela al servicio del tránsito de las armas y de las tropas, que parten de las centenares de bases y puestos militares (que operan bajo el control USA) dislocadas sobre el territorio nacional, etc.

No es posible modificar esta situación y contrastar la avanzada del fascismo y el expansionismo imperialista y belicista sin unificar organizativamente, políticamente e ideológicamente el proletariado y las masas populares de nuestro país. Solo un partido comunista de cuadros con una teoría y una línea general correctas puede realizar este objetivo y llevar a la formación de un frente popular revolucionario por una Nueva Resistencia en la perspectiva de la lucha por un Nuevo Estado de Democracia Popular sobre la vía del Socialismo y de una efectiva independencia nacional.

 

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