Ilaria Salis, activista y profesora de 39 años arrestada en Hungría el 11 de febrero del 2023, se encuentra desde hace once meses en “detención preventiva” en una cárcel de máxima seguridad en Budapest. La foto que la representa en el tribunal, manos y pies esposados y una correa de cuero en el pulso sostenido por una policía casi como si fuera una criminal sanguinaria, no es nueva. Recuerda la célebre foto de Guantánamo donde una mujer, Lyndie England, tenía a un hombre con una correa. ¿Qué tienen en común las dos fotos? En ambos casos emerge la lógica criminal del fascismo y del imperialismo que no retrocede delante a los malos tratos y al vil ultraje de la dignidad de los detenidos. La foto que reproduce la Compañera Ilaria dio la vuelta al mundo y es evidente que la presidente del consejo Meloni tuviera conocimiento de todo, más allá de lo que sostiene; por otra parte, hay muchas afinidades electivas entre Orban y Meloni, por lo cual el silencio cubre ignominiosamente los comunes intentos de los dos jefes de gobierno: borrar, cueste lo que cueste, cualquier forma de resistencia y oposición popular y antifascista. Este es el verdadero rostro de una Europa dominada por un grande capital monopolista de corazón negro, connotada por una extrema derecha fascista y racista, una Europa que alega representar y tutelar los derechos humanos en mérito a los cuales proclama su superioridad. Esto mientras promueve contiendas y guerras imperialistas juntos a los EE.UU, operando como cómplice del genocidio del pueblo palestino. La Compañera antifascista Ilaria es acusada de haber participado en la agresión de dos neonazis durante el desfile de la llamada “jornada del honor”, que celebra cada año a las fuerzas nazis húngaras que en 1945 se oponían a la avanzada de la Armada Roja. Esta iniciativa, hoy evidentemente patrocinada por Orban, recoge neonazis provenientes de toda Europa, que visten uniformes y símbolos nazis. Las autoridades húngaras sostienen que Ilaria habría participado en la agresión como parte de un grupo antifascista. Sin embargo, no hay ni siquiera pruebas que confirmen la participación de Salis. Execrable es haber ignorado las cartas enviadas por la familia de Ilaria a la presidenta del Consejo Giorgia Meloni y a los ministros de los Exteriores y de la justicia Antonio Tajani y Carlo Nordio sobre los tratos inhumanos a ella reservados.
Aberrantes las declaraciones de Andrea Crippa, vicesecretario de la Liga: “Cada país castiga como quiere y no me compete a mí juzgar los que se hace en otros países”. Con lógicas de este tipo, se absuelven los crímenes pasados y presentes del imperialismo y del fascismo. Se absuelven los campos de exterminio nazifascistas, los campos de concentración realizados por los fascistas en Italia con la eliminación física de los ciudadanos de Arbe y Gonars, de los opositores políticos en la Argentina de Videla o del Chile de Pinochet, el genocidio de los Armenios, el actual genocidio del pueblo palestino y así sucesivamente. Detrás de las tomas de posición del gobierno italiano se esconde un anticomunismo visceral hecho proprio también por una sedicente izquierda, que ha obrado invocando y sosteniendo la represión y allanando el camino a los partidos fascistas hoy en el gobierno y a la difusión de los movimientos nazifascistas. Hoy, la audiencia en tribunal contra la Compañera Ilaria fue aplazada al mes de mayo. Ilaria Salis tiene solo la culpa de ser antifascista y este es el motivo por el cual la Hungría fascista de Orban la detiene en condiciones inhumanas, infringiendo los derechos humanos. “Golpear uno de ellos para golpear cientos” es la fórmula que ilusoriamente es aplicada por los actuales gobiernos de extrema derecha europeos, una estrategia volteada a fragmentar los movimientos de oposición y los democráticos y antifascistas. A la Compañera Ilaria se agrega, junto a ese de tantos otros, nuestro saludo. La ausencia de un verdadero partido comunista en nuestro país impide aún la posibilidad de una recuperación y reactualización del gran ejemplo de las brigadas internacionales que, bajo la dirección de hecho de la Tercera Internacional Comunista, unieron el proletariado y el pueblo español en la lucha contra el franquismo y el fascismo italiano y el alemán. Eso no quita que individuos, asociaciones y grupos de nuestro país estén dando, y no desde hoy, un precioso ejemplo. Como sostén de la causa de la liberación de Ilaria es necesario un fuerte frente internacional, popular, democrático y comunista para evitar caer en el abismo del nazifascismo que atraviesa Europa. El modo mejor para contrastar el fascismo, a partir de la situación de nuestro país, es el de unir los proletarios más combativos, los antifascistas y los comunistas en la preparación de una Nueva Resistencia para la instauración de un gobierno y de un Estado de Democracia Popular sobre la vía del socialismo.