Vergarola es una localidad al sur de la bahía de Pula, ciudad de la República de Croacia. Con el tratado de Rapallo de 1920, posteriormente al final de la II guerra mundial y a la derrota del Imperio austriohúngaro, el Reino de Italia ocupa Istria y crea la provincia de Pola, que permanecerá bajo el control del fascismo italiano hasta el 8 de septiembre de 1943, cuando será anexada a la Alemania nazi con el pleno apoyo de Mussolini, de la República de Salò y de varias organizaciones militares fascistas y colaboracionistas como la XMAS de Junio Valerio Borghese.

Pola era un puerto militar de las fuerzas nazifascistas y estaba protegido por decenas de minas marinas.

Terminando la guerra de Istria, que había sido ya liberada por el ejército yugoslavo victorioso posteriormente a la guerra partisana, a partir de junio pasa bajo la jurisdicción angloamericana siendo clasificada como zona A, mientras la parte restante de Istria permanece bajo el control yugoslavo resultando clasificada como zona B. Es importante considerar que, entonces, en esta segunda fase eran los angloamericanos los que controlaban militarmente la ciudad de Pola y su puerto en espera del “Tratado de París” entre Italia y las potencias aliadas que habían derrotado el fascismo italiano y el nazismo alemán y japonés.

El 18 de agosto de 1946 a la 1:00 pm, en Vergarola, una violenta explosión mató al menos 64 personas, hiriendo a muchas otras y también en este año hubo tomas de posición en ocasión del aniversario.

La ANSA de Trieste el 18 de agosto de 2024 publica el artículo:

“Sangiuliano, recordar la masacre Vergarolla es un deber moral”

que empieza así:

“la masacre ocurrida el 18 de agosto de 1946 en la playa de Vergarolla, cerca de Pola, en la época Yugoslavia, en la cual murieron un centenar de personas, italianos, del cual un tercio niños”

Como aclaramos anteriormente, Pola en 1946 no era yugoslava, sino que estaba bajo el control angloamericano y era una ciudad “sin estado” en espera de las decisiones que serían tomadas con el tratado de paz de París de febrero del año sucesivo. Es bastante grave que una agencia como la ANSA [Agenzia Nazionale Stampa Associata] quiera sugerir responsabilidad de la entonces Yugoslavia de lo sucedido.

La ocasión de este comunicado está dada por la intervención del Ministro de Cultura del gobierno de Meloni, Gennaro Sangiuliano, que afirma:

“Italia debe recordar la masacre de Vergarolla… Un crimen terrible… por el cual ningún culpable fue identificado… es fuerte la sospecha de que se trató de una intimidación para los italianos de la ciudad. Desde aquel momento, y después con el tratado de paz de París del 10 de febrero de 1947, la casi totalidad de los italianos de Istria, Fiume y Dalmacia abandó tierras y afectados.

En breve será sellada una convención para una exposición en el confín oriental que tendrá lugar en Vittoriano. Además, en los grandes proyectos de los bienes culturales financié la ampliación del centro de documentación del monumento nacional de la Foiba de Basovizza. Sobre todo, se recuerda que el Consejo de ministros, con primera firmataria la Presidente del Consejo Giorgia Meloni, aprobó ya la institución del Museo Nacional del Recuerdo a realizarse en Roma, en memoria de los italianos víctimas de las atroces violencias perpetradas por los partisanos comunistas del mariscal Tito. El Senado votó por la propuesta por unanimidad, dando una señal muy fuerte e importante, y estoy convencido que la Cámara hará lo mismo”.

 

Somos testigos de un esquema recurrente que se repite cada vez que son afrontadas cuestiones relativas a estos sucesos, en particular la lectura de las foibe junto a las del tratado de paz y del llamado “éxodo”. En este contexto está implícita la tesis del tratado de paz del 10 de febrero de 1947 de París como injustificable. Así, de hecho, son replanteados se cuestionan los actuales confines orientales con contínuas iniciativas hostiles, por ahora en el plano cultural y de la provocación política, en relación a las legítimas repúblicas de Croacia y Eslovenia.

En este esquema se confirma siempre “la italianidad” y el llamado a la unidad de las fuerzas políticas que, de hecho, con los años permanecieron esencialmente alineadas en defensa de estas reivindicaciones con posiciones bipartidistas.

No es casualidad que el 17 de agosto de 2024 nuovamente la ANSA reporte también las declaraciones hechas por la senadora Tatjana Rojc (Pd) en un mensaje dirigido a los vértices de la comunidad de los italianos en Istria y de los exiliados Istrianos:

“Nosotros todos, a distancia de casi ocho décadas de aquel 18 de agosto, continuamos preguntándonos el por qué de tan premeditada crueldad”

Dirigiéndose al Estado italiano “por la atención que tuvo en relación a esta tragedia” Rojc se lamenta de que “no entró aún en la conciencia colectiva a la par de otras masacres que conmemoramos”.

Evocando el episodio de Vergarola con el fin de alimentar el nacionalismo y redimensionar la cuestión de las masacres de Estado promovidas por la estrategia neofascista y subversiva, que ensangrentaron Italia por tantos años, no es una cosa nueva sino que surge al menos hace una década, cuando el periódico católico “Avvenire” publicaba el 14 de agosto de 2016 una intervención firmada por la periodista Lucía Bellaspiga, hija de exiliados istrianos:

“Los restos de un centenar de personas enrojecieron el mar y cayeron en pedazos por el pinar por centenas de metros”,

“Era tiempo de paz, la guerra había terminado un año y medio antes, la República Italiana había nacido hacía dos meses y medio: la de Vergarolla es entonces la primera y más sangrienta masacre terrorista en la historia de la República, más que Piazza Fontana, más que la Estación de Boloña… Pero fue inmediatamente enterrada y por casi setenta años cubierta por una conjura de silencio”

También en este caso se afirman evidentes falsedades desde el momento que, aún habiendo nacido la República Italia el 2 de junio de 1946, Pola sin embargo no formaba parte de ella. Pero el paso esencial es la tentativa de fundar la existencia de una estrategia de la tensión orgánica operada por las poblaciones eslavas para perjuicio de los italianos. Un teorema unificante que une todas las cuestiones como foibe, crueldad partisana, masacre titin, éxodo e injusto escape de Italia desde la II guerra mundial.

No es por tanto un caso que la misma periodista haya sido oradora de intervenciones en la cámara en ocasión del “día del recuerdo” y moderadora en el convenio organizado por el “Ministerio de Instrucción y del Mérito, Departamento para el sistema educativo de instrucción y formación” el 1ro de diciembre de 2023.

 “La masacre de Vergarolla: el mar se tiñó de rojo”

Se trató de un seminario online que, en el título y en los contenidos, retoma el mismo corte propuesto por muchos exiliados istrianos y que se suelda con su reconstrucción de la cuestión de las foibe y del llamado “éxodo”.

Es necesario ahora entrar en el mérito del específico episodio que el fascismo italiano siempre propagandeó como una acción terrorista de los “titinos” y que desde hace años se busca de volver patrimonio nacional compartido, dado que en Trieste está presente un monumento titulado “A Pola en el vil atentado contra los italianos”, asumiendo como verdad dada una posición política bien definida que es hoy sostenida exclusivamente por el Estado italiano, por los partidos de poder y por otras organizaciones reaccionarias italianas.

Como habíamos recordado, en el momento de la explosión el territorio de Pola estaba controlado por los angloamericanos. Las autoridades militares y civiles no eran yugoslavas, como no fueron los yugoslavos quienes removieron la bahía de Pola protegida por minas antisumergibles de variadas proveniencias y no fueron los yugoslavos quienes decidieron donde posicionarlas ni, tampoco, los que declararon segura la zona para la ciudadanía. Para entender la magnitud del problema podemos hacer una comparación para ver como otros Estados debieron afrontar un problema similar aún si respecto a artefactos de tipo parcialmente diverso. Al final de la II guerra mundial Dinamarca se encontraba con centenares de km de costas diseminadas por más de un millón y medio de minas alemanas, que volvían intransitables las playas para los ciudadanos. El problema fue enfrentado empleando miles de militares y prisioneros de guerra sin alguna implicación de civiles, a los cuales permanecían prohibidas las zonas minadas.

Aún hoy en diversas regiones italianas, como por ejemplo el Veneto, el Trentino y el Alto Adige – Surtirolo, son frecuentes los hallazgos de artefactos incluso que datan de la I guerra mundial, que deben ser transformados en inofensivos y destruidos para salvaguardar la seguridad de personas y bienes. Se trata de operaciones que ocurren creando un amplio cinturón de seguridad aún cuando nos encontramos de frente a artefactos de pequeña magnitud. En el caso de Vergarola hablamos de una gestión muy peculiar.

Los encargados de ejecutar la limpieza del área fueron los zapadores provenientes del Comando Marina de Venecia dirigidos por el capitán Raiola, que trajeron a pocos metros de la playa grandes cantidades de minas declaradas seguras porque estaban sin denotadores aúnque cargadas de explosivo.

El 18 de agosto de 1946 era domingo y en Vergarola había sido organizada por el club de remeros “Pietas Julia di Pola” una fiesta deportiva popular que ofrecería, además de las competencias de canotaje, también kioskos gastronómicos y entretenimientos. Parece increíble que las autoridades angloamericanas y las figuras civiles italianas más autoritarias y reconocidas hayan permitido tal iniciativa con miles de personas en los predios del depósito de este material, y cuando desgraciadamente ocurrió la explosión está claro que el contexto contribuyó a volver aún más grave la masacre.

Durante la homilía fúnebre, de frente a un gentío inmenso, el Obispo de Pola, Monseñor Raffaele Radossi, denunció enérgicamente a las autoridades angloamericanas que presidían la zona, considerándolos responsables de la tragedia por no haber removido las minas de la playa y no haber ejercitado la necesaria acción de vigilancia entorno a los explosivos, prohibiendo al público frecuentar el lugar.

Otro tanto singular es que las autoridades militares angloamericanas dejaran una enorme disponibilidad de explosivo no controlado, que hubiera podido terminar en las manos de cualquiera, y que delegaran a los italianos tareas tan delicadas. Es recordado de hecho que hasta el 10 de febrero de 1947, Italia seguía siendo un estado derrotado, que no había aún firmado un tratado de paz y definición de los confines con Francia, Austria y Yugoslavia y sobre el destino de las colonias, y culpable de la monstruosa alianza con el nazismo. Al contrario Yugoslavia era un Estado formalmente reconocido como aliado por parte de los angloamericanos.

La situación, además, en aquellos años era extremadamente tensa y fascistas y provocadores habían en más ocasiones amenazado abiertamente entrar en acción con actos criminales, si Pola hubiese sido entregada a los yugoslavos. Pero para entender cómo en realidad fuera el mismo Estado italiano el que obró y dirigió una política terrorista contra una solución pacífica son recordados algunos pasajes.

El Comité títere de Liberación Nacional [CLN] de Istria nacía en contraposición a Yugoslavia y era financiado por el Ministerio de la asistencia post-bélica y por el Ministerio del Interior. A diferencia del CLN nacional y del CVL, ya al final del conflicto el problema principal de tales organismos en estas zonas era contrarrestar la lucha de liberación yugoslava y no el de practicar la lucha contra el nazifascismo.

Presentamos también un breve texto extraído del folleto disponible on line:

https://www.diecifebbraio.info/wp-content/uploads/2019/08/STRATEGIA-DELLA-TENSIONE-IN-ISTRIA.pdf

“… el diputado democristiano elegido en la Asamblea Constituyente Fausto Pecorari (que fue a continuación también referente por los financiamientos de la Oficina Zonas de Confín, dirigida por un aún joven Giulio Andreotti, a los equipos nacionalistas de Trieste), bajo la presidencia de la cual el Ejecutivo se reunió en Roma desde el 23 al 29 de mayo de 1947, votó un “orden del día” que encontramos publicado en un texto de Ciro Manganaro:”

“El Ejecutivo (…) eleva en la celebración del 24 de mayo su reverente pensamiento a los Caídos de la guerra de redención; recuerda cuántos inmolaron la propia vida por la italianidad y la libertad de las tierras orientales adriáticas; exhorta a los italianos a considerar la injusticia impuesta a la Patria con el injusto tratado de paz; invita a los giulianos y dálmatas exiliados de la patria a estrecharse en torno a las banderas del Comité Nacional Venecia Giulia y Zara para conservar y legar a los hijos las orgullosas tradiciones patrias de nuestra gente, en la constante anhelante visión del regreso a nuestras casas; hace presente al gobierno y a las naciones las tristes condiciones de los exiliados invocando urgentes adecuadas providencias; hace votos para que la Patria reencuentre pronto la unidad espiritual indispensable al renacimiento, a su porvenir, a su independencia”

Más allá del lenguaje rimbombante, que retoma en pleno la retórica interventista de la I guerra mundial y del fascismo, se subraya aún la referencia al “injusto tratado de paz” del 10 de febrero de 1947.

Cuál haya sido después el rol del CLN de Istria y de sus militares en la Italia de la postguerra e qué cosa se haya vuelto y cuál función haya tenido se puede intuir solo a la luz de su injustificada longevidad, que lo distingue por ser algo completamente diverso de la sigla “CLN” generalmente asociada a la guerra de liberación del nazifascismo.

“El CLN istriano habría continuado operando hasta el 1966 y se habría disuelto en la Asociación de las comunidades istrianas en junio de 1967: por tanto los actuales representantes de las organizaciones de los exiliados istrianos sostienen que ellas descienden directamente de este reagrupamiento.”

Debería por tanto aclararse de cuál liberación estuviesen hablando estos grupos de italianos y cuál tipo de política estuviesen persiguiendo, pero es de suponer que no se refiriesen ciertamente a la “liberación del nazifascismo”.

Que tal “CLN” fuera de hecho una emanación del estado italiano lo confirma aún una nota del mismo folleto:

“El democristiano Antonio De Berti (uno de los exponentes del CLN giuliano que fueron de misión a Roma en el curso de los 40 días) acompañó a De Gasperi a Londres a la conferencia de los ministros del Exterior (septiembre de 1945) y, como consejero político, a la conferencia de la paz de París (mayo-septiembre de 1946); fue cercano a De Gasperi y a Bonomi.”

En realidad el derrotado imperialismo italiano operaba en dos planos, contratando con las potencias vencedoras a la luz del sol y, al mismo tiempo, construyendo tramas subversivas maniobrando organismos aparentemente autónomos.

Pero el estado italiano de la postguerra operó en completa continuidad con el imperialismo mussoliniano también en vertientes mucho más operativas, distinguiéndose como centro organizador del terrorismo nazifascista. Además del rechazo de De Gasperi de entregar a Yugoslavia los criminales de guerra, es cierta la asistencia proporcionada al criminal y duce de la Croacia Ante Pavelic después de su fuga a Austria y Alemania con la guerra terminada. Es una cosa completamente notable que Ante Pavelic, con sus ustasha adiestrados en Italia en los años Treinta, fue el títere de Mussolini, que lo puso al frente del estado títere croato funcional al fascismo italiano, pero poco fue revelado de sus relaciones con la Italia republicana. Italianos e ingleses protegían a los criminales colaboracionistas del nazismo, chetniks serbios y ustasha croatos, que no eran extraditados a Yugoslavia. Había varios campos de estos colaboracionistas que se encontraban en Nápoles, Bari, Florencia, Módena, Éboli, Reino Emilia y Padova, donde ellos gozaban de gran libertad de movimiento.

Para entender el rol de estos sujetos debemos releer la crónica del tiempo. He aquí lo que escribía la Unidad el 23 de marzo de 1946:

En Eboli, ayer, fue asesinado por los fascistas eslavos el compañero campesino Giarletta Vincenzo. En esta ciudad desde algunos meses los ustasha de Pavelic y los chetniks de Mihailović gozan de una libertad incondicionada, pasean por la ciudad y por el campo, muchas veces borrachos, molestando la quietud de esta población trabajadora.

Los eslavos se volvieron los instrumentos de la reacción monárquica de los dueños de las tierras locales que en esta vigilia de elecciones, tratan de crear una atmósfera de temor pánico y volver vana aún una vez más la voluntad de renovación del pueblo unido.

La población pidió a través de una comisión que confirió con el Prefecto el alejamiento inmediato de los eslavos de Eboli.

El 25 de enero de 1947 es incluso asesinado el cónsul yugoslavo en Nápoles Vicko Glumcic y es herido gravemente su empleado Engel Josip. Fueron masacrados a golpes de maza bajo los ojos de los empleados del comando británico por algunos chetniks del cuerpo de guardia del campo n. 38 de Poggio Reale.

Como consecuencia de este gravísimo episodio el representante yugoslavo en Italia, el doctor Smodlaka, durante una conferencia de prensa preguntó a los periodistas:

 “¿Cómo se puede justificar la defensa que hacen las autoridades militares británicas en Italia de los criminales de guerra chetniks?”

Aún en 1948 la situación estaba prácticamente inalterada y los atestigua la siguiente denuncia de Pietro Secchia de las páginas de la Unidad del 13 de febrero:

“Scelba lamenta que en Italia haya demasiados extranjeros “indeseables”. ¡Pero si es el gobierno democristiano que notablemente protege y forrajea las decenas de miles de ustashas, de chetniks, petainistas y nazis que infestan demasiado nuestro País!”

Regresando a Pola, recordamos la unión que los pertenecientes a la XMAS tenían con las formaciones políticas italianas que aquí operaban.

Se trata de una unión también geográfica, dado que de frente al desemboque de mar de Pola se encuentra el archipiélago de las islas de Brioni que, durante la guerra, era la sede de la Base Este de los medios de asalto de la XMAS, comandada por el subteniente de buque Sergio Nesi.

Una de las figuras de unión era la notable Maria Pasquinelli inscrita en el partido nacional fascista y maestra primaria que, si bien nacida en Florencia, pidió poder enseñar el italiano en las zonas ocupadas de Yugoslavia. Muy activa en la redacción de material propagandístico, colaboró activamente con Juno Valerio Borghese entrando ella misma en la XMAS.

Siempre del folleto ESTRATEGIA-DE-LA-TENSIÓN-EN-ISTRIA.pdf citamos:

 “Riportamos en fin el testimonio de Mario Merni que a propósito de Maria Pasquinelli declaró: “Venía a menudo a alentarnos, garantizaba su ayuda y nos hablaba de un “golpe de estado caliente”

La Pasquinelli el 18 de agosto de 1946 estaba en Pola, pero se cuidó bien de participar en la fiesta popular de la playa de Vergarola como, por otra parte, hicieron muchos otros de sus camaradas. Pasará después a la historia por su gesto clamoroso la mañana del 10 de febrero de 1947, cuando asesinó al general británico Robert de Winton por protesta contra los acuerdos de paz.

Es bastante singular que una fascista, ciudadana de un estado derrotado de la II guerra mundial como el italiano, muy conocida y activa políticamente, pudiese lograr un similar asesinato de un general de una fuerza de ocupación militar vencedora. Es evidente que la Pasquinelli gozó de coberturas y de una gran libertad de acción.

Son notables los oscuros servicios que los fascistas de la XMAS siempre proporcionaron a nazifascistas y aliados y aún antes a la Italia monárquica y después republicana. Se puede comprender por tanto cómo la inicial condena a muerte de la Pasquinelli fue luego conmutada y sucesivamente concluyó con la gracia en el 1964. Eso que en todo el mundo fue considerado un asesinato terrorista era celebrado sobre los muros de Trieste con la fijación de centena de volantes con el escrito:

“Del pantano nació una flor, Maria Pasquinelli. Viva Italia”

Regresando a Vergarola, ¿de dónde nace la tesis del atentado operado por los servicios secretos yugoslavos para aterrorizar a la población italiana? Se trata de una información producida por los servicios secretos italianos y en particular:

“la fuente que refirió las voces que corren en Trieste es el italiano 808° Batallón del Contraespionaje, una estructura creada por el SIM badogliano durante el conflicto y después permaneció en función aún en los años siguientes, pero puesta bajo el directo control del entonces OSS. Del investigador Gaetano Dato aprendimos un detalle importante: desde febrero de 1946 esa parte del personal ex SID, o sea los agentes secretos de la República de Salò que durante la guerra habían colaborado con los Aliados “en los grupos como el Nemo” pudieron asumir sus funciones en los Carabineros, en específico en el 808° batallón y en la Oficina I. En síntesis, las informaciones sobre las “voces” (y reiteramos que solo de “voces” se trata) circulantes en Trieste en mérito al presunto responsable de Vergarolla fueron proporcionadas a los servicios británicos por servicios italianos controlados por los servicios estadounidenses.”

El periódico croata Glas Istre escribe el 18 de agosto de 2019:

“la investigación sobre la administración anglo-americana de Pola, entonces responsable pero poco interesada, no fue nunca llevada a término. No fue verificada oficialmente la causa de la explosión, ni fue identificado un posible responsable”.

Y cita las declaraciones del historiador doctor Darko Dukovski:

“es difícil creer en las informaciones proporcionadas a los ingleses por los servicios secretos italianos, que en la época comprendían el 90% de las personas que habían operado bajo el fascismo…  por este motivo no consideraría creíbles estas informaciones publicadas por la prensa italiana y no extraeríamos conclusiones sobre la base de ellas”.

El artículo, en fin, termina con una consideración del partisano yugoslavo Tomislav Ravnic que fue uno de los primeros combatientes a entrar en la Pola liberada por el nazifascismo y que afirma:

“estas informaciones son una brutal mentira cuyo objetivo es demonizar el movimiento anti-fascista… la administración anglo-americana no protegió a los ciudadanos, dejándolos bañarse cerca de las minas que no habían removido. Fueron desatentos y es por esto que sucedió la tragedia. Esa de los agentes de Tito son fábulas, invenciones para quitarse el peso de la consciencia”.

Podemos concluir afirmando que este tema es solo uno de los tantos mosaicos de la avanzada de la ofensiva fascista y belicista del imperialismo italiano, que se mueve en un surco histórico que lo caracteriza por falta de escrúpulos y agresividad. Por ahora se trata de una guerra conducida en el plano político del revisionismo histórico, de la rehabilitación del nazifascismo y de todos sus colaboradores de ayer y de hoy, ¡pero denunciamos que esta guerra de propaganda es funcional para construirse mañana las mejores condiciones para desarrollar efectivas guerras de agresión!

 

POR LA DEMOCRACIA POPULAR